Por fin llega marzo, para muchas personas el mes más esperado del año, pues las fallas son motivo de alegría, fiesta, colorido, olor a pólvora, bailar con las charangas y una infinidad de cosas positivas que me es imposible enumerarlas todas a la vez.
Desde luego que para los que no somos falleros también son unas fechas muy marcadas en el calendario, tanto que yo era de los que esperaba con ansia de pequeño cuando desde el colegio te llevaban a visitar las fallas más cercanas a tu colegio con su tradicional chocolate con churros.
Poco a poco nos hicimos mayores y esos inocentes niños ya se atrevían a ser jurados de monumentos falleros, ornamentación de calles o hasta debatíamos que falla tenía el mejor disfraz. Mis recuerdos de las fallas es sinónimo de amistad ya que gracias a estas fiestas he conseguido innumerables amistades que hoy en día todavía recuerdo.
Ya en la fase final del colegio y durante gran parte del instituto, con mi grupo de amigos nos dedicábamos la mañana del día 15, muy señalada en el calendario, a recorrer todas y cada una de las fallas en El Puerto para valorarlas y hacer nuestra pequeña porra de ese año, así que entre pedales, golosinas y petardos pasábamos una fantástica mañana por las calles.
Esos jóvenes ya se hicieron mayores y la forma con la que se viven las fallas cambia, pero no el fondo que sigue pasando por quedar con los amigos, con la familia y visitar los casales falleros. Hoy en día esas fallas que vivíamos de pequeños jamás volverán pero si esa unión con las personas que quieres y que por circunstancias de la vida viven fuera por trabajo pero sabes que van a hacer el esfuerzo de estar en esas fechas y aunque ya no vayamos en bicicleta vamos a seguir haciendo lo mismo, pasarlo genial.
Tampoco me quiero dejar atrás la labor de todas y cada una de las fallas que fruto de su esfuerzo durante un año completo son capaces en apenas cinco días a transmitir ilusión, pasión, trabajo y color en las calles, es cierto que sin ellas quizá marzo no sonaría igual, que con ellas conseguimos tener unas fiestas maravillosas.
En definitiva, la alegría de las fallas se transmite en cada rincón de El Puerto combinando la gran labor de los artistas falleros, con fuegos artificiales, el olor a churros con chocolate, los ninots representando la sátira, el humor y la creatividad.
Os deseo a todos los falleros, falleras y ciudadanía unas fallas únicas e inigualables. En mi caso, como podéis comprobar, tengo grandes recuerdos de unas fiestas que representan la amistad, creo que si por algo son tan maravillosas las fallas es por el significado propio que tienen para cada persona.
Con todo ello, felices fallas 2024.