En este mes de noviembre, destaca el día 25 porque es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y fue elegido este día por la ONU en 1999. Es un día importante porque la violencia contra las mujeres sigue siendo preocupante: 1 de cada 3 mujeres se ve afectada por algún tipo de violencia de género.

   Según un informe de la ONU, «2 de cada 3 mujeres padecieron alguna forma de violencia o conocían a alguna mujer que la sufría». Y mientras escribo esto, en España, en este año 2022, ya van 37 mujeres asesinadas y hacen un total de 1.171 víctimas mortales por Violencia de Género desde el 1 de enero de 2003 hasta el día de hoy.

   Además, en un momento tan señalado y dedicado, está bien recordar, de forma general, que la violencia se manifiesta en diferentes tipos, no solo de manera física, sino de manera sexual y psicológica. Clarificando, la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer emitida por la Asamblea General de la ONU en 1993, define la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada.”
   Como os habréis dado cuenta, hay muchas cifras, muchas estadísticas, muchos conceptos y explicaciones acerca de esto. Pero no hay nada que pueda removernos más que estar con personas que, desafortunadamente, han tenido que pasar por alguna de estas situaciones y escucharlas. Y estremecerte al oírlas, sintiendo cómo un escalofrío recorre tu cuerpo al escuchar cada detalle. Y esto me pasó, cuando el otro día hablaba con mis amigas, entre las cuales alguna ha sufrido maltrato psicológico a manos de sus parejas anteriores, y me quedaba absorta cuando la escuchaba, tras muchos años, contar valientemente cómo pudo darse cuenta de aquel infierno en el que vivía y, sobre todo, cómo pudo salir, además de lo difícil que fue para su familia verla en aquella situación y no poder hacer nada porque, cualquier cosa que hubiesen hecho, la hubiera acercado más a él, desafortunadamente.

   Y es triste,  pero más triste es salir a batallar el 25 de noviembre y el resto del año estar callado. Porque esto es lo que nos hace humanos, hablar con las víctimas, escucharlas y atenderlas. El silencio, en cambio, solo nos hace cómplices.

   Precisamente por ello, la existencia de diferentes movimientos actuales como #MeToo fundado por Tarana Burke en 2006 o #TimesUp, entre muchos otros, es mucho más que necesario. Porque gracias a ellos, hemos podido ir avanzando como parte de la sociedad, que es cada día más consciente de la problemática existente. Y porque con ellos, sea conseguido un objetivo: que todos los días sean 25 de noviembre. 

Carolina Fuertes Gallur

Concejala de Iniciativa Porteña