El pasado miércoles cayó otro tramo del pantalán, sin que le sorprendiera a nadie, ante el abandono y la pasividad de la Autoridad Portuaria de Valencia (APV), donde están los principales responsables del deterioro de una infraestructura única en todo el arco Mediterráneo.
Cuando se produjo la caída del primer vano, hubo una reacción de indignación, de dolor emocional de muchos porteños que simbolizamos en ese mismo incidente, todo el abandono de nuestro patrimonio y de las aquellas cuestiones que han dejado su huella en nuestro pueblo. Han pasado tres años desde que cayó el primer tramo, lo cual incrementó la presión sobre la APV para que buscara soluciones al deterioro y cumpliera con lo prometido en cada uno de los convenios firmados en las dos últimas décadas. Luego cayó otro tramo y esta semana uno más… Y seguirán cayendo como piezas de dominó…
La realidad es que resulta difícil explicar mis sentimientos al respecto, pues por un lado mi corazón me empuja desde hace mucho tiempo a luchar por la conservación desde el primer hasta el último metro del pantalán. Aún recuerdo siendo muy pequeño la construcción de este puente hacia alta mar, de la playeta como la llamábamos, que quedó entre el muelle norte y el pantalán, que por cierto fue engullida por las ampliaciones del puerto marítimo. Mi pasado parece que se borra junto a la destrucción intencionada de nuestra identidad, lo cual produce un tremendo dolor en mi alma porteña.
Si por un lado mi corazón me pide luchar por conservar totalmente el pantalán, mi cabeza me empuja a buscar el mantenimiento de esos recuerdos que algunos pretenden borrar, en unos casos de manera sibilina, en otros por cuestiones económicas evidentemente. Cuando la APV nos vino con el proyecto de demolición del pantalán y la construcción de uno de nueva planta más pequeño, se cruzaron en mi interior las dos posiciones que os estoy narrando. Y ciertamente, con muchísima pena, entendí que la única manera de que quedara algo digno y que recordara el pantalán que todos conocemos desde que comenzaron las obras a mediados de los setenta, era aceptar ese nuevo proyecto con todas aquellas cuestiones que añadió IP, que lo han mejorado y que servirán como referente de lo que fue esta gran infraestructura.
Cada vez que cae un tramo del pantalán, siento que se pierde un trocito de nuestra alma como pueblo; no quiero pensar que hemos perdido una batalla, aunque el sentimiento en esos momentos es de derrota. Mi vida se compone de pequeñas historias que se entremezclan forjando una identidad que ha sido agredida una y otra vez por aquellos que no quieren reconocerla, o no la entienden, o prefieren ignorarla, o simplemente quieren borrarla. Nuestra misión, la de IP, es que esta pequeña historia del pantalán, a pesar de los malos momentos que nos está haciendo pasar, sea recordada y os garantizo que pelearemos para que así sea…
Atentamente:
Manuel González Sánchez
Portavoz de IP, partido más votado en El Puerto