Los tiempos van cambiando y lo que ahora nos sorprende, a lo mejor, en cuestión de tiempo deja de hacerlo y, lo que antes nos parecía obvio y/o lógico, ahora nos parece diferente. Aquí la cuestión es adaptarse. Esas son las palabras: adaptación y flexibilidad.
Las cosas no son eternas y el cambio es parte de la vida y más que necesario para seguir avanzando y cerrando etapas. Hay cosas que son incuestionables pero que, depende del momento y el contexto, todo se puede cuestionar. Aunque vivamos en una sociedad de cristal, más frágil que nunca pero, a la vez, más crítica que nunca. Todos somos deontológicos hasta que esa ley nos afecta a nosotros y nosotras y, solo entonces, decidimos que no es correcta y que hay que cambiarla.
Cabe recordar que la libertad de expresión se usa desde que somos una ciudadanía democrática y, además, es un derecho que está en la Constitución Española de 1978, en el artículo 20 en el apartado a. La divergencia viene cuando ‘’opinamos’’ sobre todos los aspectos que nos rodean y, es más, sobre aquello a lo que llamamos tradición, porque ya lo dijo Rousseau, ‘‘el hombre es libre por naturaleza y esta libertad no otorga ventajas o desventajas para que alguien ejerza autoridad sobre otro’’.
En el siglo XXI para que no tiene cavidad esa palabra, a menos que no implique una barbarie. Y sí, el claro ejemplo es el kantianismo deontológico de diferentes leyes como las que conciernen a la Cofradía de la Purísima Sangre de Sagunto y al no dejar participar a las mujeres en ellas. Aquí, en realidad, la cuestión es: ¿quién no está dentro del siglo XXI? ¿El que mira hacia otro lado y no se posiciona ante una cuestión de cambio de leyes o el que no se pronuncia al respecto pero es concejal del área de igualdad y apoya el feminismo? Orgullosa de decir que, en cambio, en El Puerto, he podido ser cofrade en la Parroquia de San José, y lo mejor, como MUJER.
En esta vida, al final, el carisma no lo es todo. Lo importante es dar la cara ante situaciones tan frágiles como esta. Ante los derechos de las mujeres, seas hombre o mujer. Y quien calla otorga, sobre todo votos. Yo confío en la ciudadanía.
Carolina Fuertes Gallur
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