En política entendemos la competencia como las atribuciones que corresponden a una entidad pública, al fin y al cabo y llevándolo al terreno local es la capacidad que tiene un ayuntamiento para actuar en determinados asuntos.

  Simplemente, con esta situación un ayuntamiento puede poner excusas, echar balones fuera o eludir responsabilidades ¿por qué? Porque te da la posibilidad de hacer mención a otro ente como la Confederación Hidrográfica del Júcar, Demarcación de Costas o la Autoridad portuaria de Valencia para demostrar y hacer ver a la ciudadanía que no se puede progresar porque no te dejan o que estás intentando una inversión en un lugar pero te topas con ellos porque esa zona o ese edificio es “suyo”.

  ¿Ocurre esta circunstancia en este ayuntamiento? Lamentablemente, sí.  Lo vemos casi a diario, pero os puedo dar algunos ejemplos donde el ayuntamiento de Sagunto ha salido airoso del mal que produce el no tener la competencia de determinado sitio, como por ejemplo el fortín del Grau Vell, donde se consiguió en tiempo récord la cesión de este espacio, reunir más de un millón y medio de euros, empezar las obras y hacerse la foto de rigor cortando la cinta de la inauguración.

  Y ahora viene la gran pregunta, ¿por qué no ocurre en todos los sitios igual? Básicamente porque hay una cosa que no depende de leyes o reglamentos, sino de voluntad. La voluntad política es el factor más determinante en una gestión y por poner algunos ejemplos sobre esta situación vemos como la Nave de Talleres pasó a manos de la Generalitat Valencia por nada más y nada menos que 4 millones de euros, el edificio iba a tener una nueva vida, se iba a restaurar en tiempo récord (como el fortín del Grau Vell), las obras eran inminentes, pero lo cierto es que el abandono es palpable. Recuerden, voluntad política.

  Misma fórmula quieren repetir con otros elementos, que el Estado ceda sus competencias a la Generalitat Valenciana, pero visto lo visto no van a solucionar mucho, en El Puerto de eso tenemos experiencia. Ha quedado demostrado que por mucho que se ceda, o se compre, a otra administración no está asegurado el éxito, y menos que se salga del abandono porque hasta el municipio llegó el antiguo ministro de cultura, el señor José Manuel Rodríguez Uribes, haciéndose fotos por cada esquina que recorría, visitando los lugares más emblemáticos… Esto fue en abril del año pasado y prometió más de un millón de euros de inversión, pero lo único que dejó es un puñado de fotos, una entrevista y una firma en el libro de visitas de las autoridades.

  Llegados hasta aquí se puede divisar en el horizonte que lo de la competencia es una gran mentira y que todo responde a tu capacidad, como entidad local, de hacer valer tu postura ante otras entidades superiores. Lo que coloquialmente se conoce como presionar, más aún cuando son de tu mismo partido político y el entendimiento debe ser absoluto. Más que de la competencia es correcto hablar de incompetencia de gestión porque por más excusas que aparezcan todo depende de algo más humano. Recuerden, voluntad política.

Eduardo Márquez Fuertes

Presidente de Iniciativa Porteña