En el último pleno del ayuntamiento de Sagunto votamos una moción con motivo del día mundial en apoyo del comercio local, y evidentemente todos los grupos municipales votamos a favor de esta iniciativa, que como muchas otras tomadas desde el consistorio saguntino no dejan de ser medidas coyunturales. Es decir son acciones superficiales, cosméticas que no perduran en el tiempo y que por supuesto no solucionan o intentan solucionar alguno de los problemas de que adolece nuestro pequeño comercio local. Son medidas y acciones evidentemente bienintencionadas y que no hay que dejar de hacer, pero echamos en falta medidas estructurales, es decir aquellas que inciden en la raíz de los problemas y que perduran en el tiempo aunque no sean tan mediáticas.
Y ejemplos de medidas “coyunturales” en favor del pequeño comercio local tenemos muchas que han emprendido desde la concejalía de comercio de este equipo de gobierno de Darío Moreno, alcalde de Sagunto y también de la anterior legislatura. Me refiero por ejemplo al concurso de escaparatismo, que está muy bien celebrarlo, pero me pregunto si el día después de finalizado el concurso se ha resuelto alguno de los problemas del comercio local. La respuesta evidentemente es “no”. O a la gala del comercio donde se entregan distintos premios al comercio más veterano, al más innovador, o al más tradicional. La respuesta a la pregunta de si se ha resuelto algún problema del comercio local sigue siendo “no”. Y así con todo.
Estas iniciativas y campañas deben seguir haciéndose pero echamos en falta medias, como decía antes, estructurales que aborden de forma eficaz los problemas de nuestro pequeño comercio local. Y en este sentido desde Iniciativa Porteña y en distintos foros hemos propuesto alguna de estas medidas. Medidas tendentes a que comprar y consumir en la trama urbana sea una experiencia lúdica y por tanto crear las condiciones para que los ciudadanos no se desplacen a los centros comerciales para realizar sus compras en un ambiente casi festivo, que es de lo que se trata cuando vamos a esos grandes centros comerciales.
Podría establecerse mercados artesanales, a celebrar un fin de semana al mes en algún sitio emblemático de nuestra ciudad, por ejemplo, que diera salida a toda la producción artesanal del Camp de Morvedre y que sin duda atraería visitantes de los pueblos limítrofes. Toda la zona se vería beneficiada con un flujo de potenciales clientes tanto de productos artesanales como de productos de los comercios y bares adyacentes.
O por qué no crear centros comerciales abiertos, es decir donde los comercios locales se agrupan de forma que puedan ofrecer servicios similares a los de centros comerciales, como reparto a domicilio, aparcamiento gratuito, etc. Pero claro para que sea posible esto el ayuntamiento debe establecer medidas en el orden urbanístico, de policía local o de limpieza, creando zonas peatonalizadas y con dotación de aparcamiento para que pasear y comprar y consumir en esas zonas sea una experiencia novedosa y realmente gratificante.
También sería necesario modificar las ordenanzas que regulan los mercados municipales de forma que sea posible y se incentive y promocione la conversión en mercados gourmets como está ocurriendo a lo largo y ancho de la geografía española. Y ahí es donde la iniciativa del ayuntamiento deviene fundamental debiendo actuar de locomotora de arrastre.
O crear un paquete de incentivos fiscales para el pequeño comercio local que abarque tasas e impuestos como pueden ser el IBI, la tasa de licencia de actividad, de licencia de obras o la tasa de basuras.
Juan A. Guillén Juliá
Concejal de Iniciativa Porteña