En alguna que otra ocasión alguien me ha preguntado que hace un partido segregacionista como Iniciativa Porteña en el ayuntamiento de Sagunto. Y su razonamiento tiene su aquel, pues al fin y al cabo está presente en una institución que no siente como suya, y de imperativo legal. Siempre les digo que en IP tratamos de defender lo mejor para El Puerto y los intereses de los porteños (vengan de donde vengan), por supuesto sin perder de vista nuestro objetivo final, que no es otro que la plena municipalidad con un ayuntamiento propio. La situación actual, sin duda enquistada, es que estamos subordinados a los intereses o necesidades de Sagunto, y esos intereses son bien distintos a los de El Puerto y en no pocas ocasiones entran en conflicto. Nuestras necesidades como vecinos de El Puerto, o se desconocen o se ven muy, muy lejos desde los pies del castillo; es la diferente actitud para «atender» el Patrimonio Histórico, donde el Industrial es plato secundario, cuando no ignorado (observen la Gerencia o el Pantalán). Y ahora soy yo el que os pregunta a mis vecinos: ¿de verdad no os sentís desatendidos, ninguneados e ignorados?
Pues bien a pesar del trato desfavorable que recibimos, especialmente desde que el nacional-segregacionismo saguntino acapara el poder, y siendo por ello el abandono aún más evidente y más descarado, sigo pensando que la situación todavía podría ser peor de no estar ahí IP.
Demos un paseo por nuestra geografía y repasemos los logros conseguidos por el partido porteño en estos últimos 20 años.
Desde luego no hubiéramos podido celebrar Plenos en El Puerto (los más participativos del municipio) hoy día cercenados por la intransigencia sectaria de Compromís.
Si no existiera IP el Fornàs hubiera sido pasto de la especulación urbanística y eso hubiese acarreado la desaparición de Club Deportivo Acero que no hubiera llegado a celebrar su centenario.
El recobrado ambiente de la bulliciosa Alameda, difícilmente se vería de no haberse remodelado; al igual que se hizo en la avenida 9 d’octubre (alcantarillado, aceras, asfaltado y arbolado) y que la mala praxis en la poda de sus ficus se ha empeñado en afear.
También se consiguieron rehabilitar las plazas Cieza y Juan de Ribera, y se propuso la de los Coches e Independencia.
Tampoco se hubiera sacado del olvido el monumento al centenario de El Puerto, hoy en día ubicado en la rotonda-fuente de Aprendices, ni los Fondos de Cuchara, ni la Campana de Recocido hubieran adornado sendas rotondas de 9 d’octubre. Ideas y realidades que sólo se logran desde una sensibilidad de la que se carece allá arriba.
No se hubiera hecho el depósito de tormentas próximo a la Nave de Talleres.
Hubiéramos perdido irremediablemente nuestra playa con aquel monstruoso macrotrasvase de arenas que pretendía hacer retroceder nuestra línea costera 100 metros tierra adentro y llenar la playa restante de espigones. Allí estuvo IP.
El inconcluso pabellón deportivo frente al cementerio también se promovió desde las filas porteñas; parado por la nefasta, ineficaz e inútil gestión (o tal vez deliberada) de los que han estado gobernando y gobiernan para terminar esa obra.
Se consiguió que la Conselleria construyera el colegio María Yocasta y se cedió el terreno para el instituto nº 5. De eso hace ya 10 años, pero se retrasa el inicio de esta imprescindible obra a la vez que se acumulan barracones en otros centros educativos de El Puerto.
No creo que se hubiera acometido la rehabilitación del Horno Alto (hoy en día cerrado) ni tampoco la de la Nave de Efectos (el inacabado Museo Industrial).
También se consiguió que rehabilitaran el abandonado teatro de Begoña.
Y por supuesto no se hubiera conseguido la titularidad pública de Gerencia y el cierre urbanístico por el sur que llevaba aparejada la solución aportada tras tres décadas enquistada; ello posibilitó la rehabilitación de las antiguas oficinas de Fábrica, el acondicionado del paseo central de la Gerencia y su apertura al público.
Y todo esto gracias a un constante trabajo próximo a los vecinos y a sus necesidades, con tan sólo año y medio de gobierno que cambió o sentó las bases para la transformación de El Puerto, y que desgraciadamente los gobiernos posteriores han tratado (y siguen tratando) de malograr para que quede en el olvido.
Sergio Paz Compañ
Vicepresidente de Iniciativa Porteña