Quiso la Autoridad Portuaria de Valencia (APV) festejar el día de la mala suerte para las culturas anglosajonas con un inestimable regalo, liquidar el Pantalán. Y liquidarlo desde su Consejo de Administración -del que siempre han formado parte los alcaldes de Sagunto- sin tener la deferencia de convocar de una reunión bilateral previa con el ayuntamiento. Indignante y humillante las formas que se gasta esta entidad y su representante Aurelio Martínez, que no ha tenido nunca el más mínimo respeto hacia El Puerto y su historia, y para el que el Patrimonio Industrial no tiene ningún valor por no atesorar «siglos» de historia.
Convenio tras convenio, la APV no ha tenido JAMÁS la intención de rehabilitar el Pantalán y abrir las instalaciones para el disfrute ciudadano (apertura del puerto a la ciudad). Antes de la firma del convenio de 2009 ya había eliminado los ánodos de sacrificio que protegían la estructura contra la oxidación, con la clara intención de que el tiempo y los temporales le hicieran la faena sucia, pues desmantelarlo sin más hubiera sido mal visto. Esta estructura sin uso comercial siempre molestó a la APV, y la bisoñez de los acaldes saguntinos que nunca han hecho valer su peso en el Consejo de Administración. No lo han hecho porque tampoco han creído en el Patrimonio Industrial y en el enorme potencial turístico de un puente que se adentra en el mar más de un kilómetro, realmente singular y único en el mundo. Porque pequeños pantalanes hay muchos pero como este ninguno. Quizás lo más parecido lo encontramos en Badalona con su Pont del Petroli de 235 metros, salvado de la demolición en 2001, restaurado en 2009 y habilitado como paseo (posteriormente se integró con el resto del paseo marítimo) que lleva mar adentro como mirador inédito de la ciudad.
Claro que hace algunos años (ya no recuerdo en medio de que convenio) Aurelio Martínez ya anunció la intención de «recortar» el Pantalán, así que los temporales del invierno pasado le han venido como anillo al dedo, para justificar una decisión tomada hace años. No le importa borrar de un plumazo una parte importante de nuestra historia, que para él nada significa, y reemplazarlo por un puentecito de juguete para acallar conciencias.
Me pregunto si con otros elementos del patrimonio, mal llamado histórico, por ejemplo el castillo, les parecería bien derribar en su totalidad las murallas (que han sido remendadas y reconstruidas numerosas veces) y en su lugar hacer otras nuevas y de menor longitud. Absurdo verdad.
Si nuestro pueblo ya arrastra bastante retraso y desgracias por no tener ayuntamiento propio y depender de la milenaria ciudad del castillo, le faltaba tener unas instalaciones portuarias que obedecen al dictado de Valencia, sin una mínima implantación en la ciudad de acogida y sin el debido retorno social. Tras el cierre de la cabecera de Altos Hornos del Mediterráneo a mediados de los 80 del siglo pasado, el Ministerio recibió de la empresa todo el tinglado portuario, realizando millonarias inversiones con la ampliación a la segunda dársena y aumentando el negocio portuario. Sin embargo todo este aumento del beneficio no se ha traducido en mejoras en el orden social, cultural, de infraestructuras o patrimonio en la localidad de acogida, es decir, no ha habido un retorno como si ocurre en otras ciudades. Ni siquiera se han molestado en destinar un céntimo en el mantenimiento del Pantalán en los últimos 30 años.
Mucho me temo que la APV demolerá el Pantalán y dejará en su lugar un inmenso vacío, pues el «caramelo» de hacer otro nuevo de menor longitud no se lo creen ni ellos, y por enésima vez incumplirán sus palabras y su firma no será más que papel mojado.
Sergio Paz Compañ
Vicepresidente de Iniciativa Porteña