PARA CUANDO FUNCIONE EL ASCENSOR – Sergio Paz (Junta Directiva IP)

 

Sergio Paz (Junta Directiva IP)

   Poder mostrar el Horno Alto y realizar la correspondiente visita, aunque sea incompleta, siempre ha sido para mi un motivo de satisfacción; a mis anfitriones he tratado de enseñarle este icono de nuestro Puerto y que comprendieran con su visita un poco de nuestra historia y se embebieran, aunque sea por un momento, en nuestra cultura siderúrgica. Y digo incompleta porque a pesar de haber transcurrido 8 años desde su inauguración como museo, todavía no se accede a los pisos superiores, ni andando ni con el elevador pendiente de inaugurar. Parece una broma de mal gusto pero es la triste realidad, realidad de un Patrimonio Industrial que ni siquiera en el más avanzado de sus proyectos se puede dar por concluido, con unos gestores municipales que han puesto muy poca carne en este asador porteño. Con esta visita cercenada su capacidad didáctica, su valor turístico y su esplendor se ven seriamente mermados. Porque no subir a la plataforma del tragante o al puente grúa es algo así como visitar el Museo del Prado y no ver las Meninas.  

     Cuando por fin se abrió al público el Horno Alto insistí repetidamente a mi padre para que fuera a verlo, y su respuesta siempre fue la misma, «espera que pongan en marcha el ascensor y así podré subir al tragante». Era una respuesta lógica de quien no esperaba que esto se alargara tanto, y ciertamente nada podía hacer pensar lo contario, pero el tiempo pasaba y aunque el ascensor se instaló, nunca se puso en marcha. Los años pasaron, la enfermedad y los achaques de la edad hicieron mella en él sin que llegado el final de sus días pudiese hacer realidad la ansiada visita. Mi padre nos dejó hace poco más de un año sin que el viejo siderúrgico pudiera hacer realidad su sueño. Y como él muchos de los viejos trabajadores de Fábrica se nos van poco a poco, de la misma manera que nuestro Patrimonio Industrial se nos cae a pedazos ante la negligente e indiferente  mirada de las autoridades municipales.

     Cansado de escuchar  promesas sobre la «puesta en valor» y la rehabilitación del Patrimonio Industrial, falta la voluntad política para acometer las obras e inversiones necesarias antes de que nos quedemos sin nada, como nos está pasando con el maltrecho Pantalán y la ruinosa Gerencia. Faltan las ganas de trabajar en serio buscando los recursos donde los haya, hasta en Europa, como hacen otros ayuntamientos. Al final van hacer realidad aquello que algunos hace tiempo que sospechamos, que borrando nuestros vestigios industriales acaben también con la memoria industrial y la identidad de todo un pueblo. Pero mientras tanto les puedo vaticinar que mientras quedemos gentes que sintamos y nos duela El Puerto, no lo conseguirán, porque tarde o temprano estas mismas gentes tomarán las riendas de su futuro.

     Y mientras ese futuro llegue seguiré esperando y reclamando que de una vez por todas funcione el ascensor del Patrimonio Industrial.

 

 

Sergio Paz Compañ

Iniciativa Porteña

 

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