Estamos viviendo una época penosa y complicada, donde una terrible enfermedad está causando estragos entre la población más débil, especialmente entre nuestros ancianos, y también en todas aquellas personas que por su trabajo están en contacto directo con este maldito virus. Los sanitarios y trabajadores de residencias son la cara más visible de la lucha contra esta epidemia que asola al mundo, también otros muchos profesionales, a veces olvidados, hacen posible que la sociedad funcione y no colapse. Pienso en los transportistas, trabajadores del sector agroalimentario, agricultores, trabajadores del sector energético, de los medios de comunicación, del farmacéutico, de la investigación, etc. y como no los policías, ejército y Guardia Civil que estos días velan especialmente por la seguridad de todos. Porque en una sociedad compleja y avanzada como la nuestra, todos somos en mayor o menor medida esenciales.

    Es época de aunar esfuerzos para acabar con este mal bicho, y es momento de agudizar el ingenio para recuperar una economía que saldrá maltrecha del parón forzado que el prolongado confinamiento la ha sometido. Y especialmente en nuestro pueblo donde una gran parte de su  economía gira en torno a una industria muy ligada al automóvil, prácticamente parado, donde seguramente capeen mejor el temporal las empresas del sector agroalimentario y del cemento, done la interrupción en la construcción ha sido menor. También nuestro comercio local, la hostelería,  la restauración y el ocio, muy tocados por la parálisis total y con un futuro incierto por miedo y/o dificultad en el consumo.

    Nos toca cambiar este tiempo de  crisis por un tiempo de oportunidad.

     Es tiempo para que las administraciones públicas tiren del carro de la economía, como se ha hecho otras veces, con inversión pública. Una inversión productiva y que sirva al bien general, que favorezca la contratación y el consumo, para como se dice coloquialmente se mueva el dinero. Porque si no somos capaces de generar riqueza difícilmente seremos capaces de superar la crisis y hacer frente, con las suficientes garantías sanitarias y sociales otra pandemia como esta, que puede repetirse a la vuelta del verano.

    Cuando pienso en inversión pública no sólo pienso en arreglar aceras (la accesibilidad es una asignatura pendiente en buena parte del este municipio, comenzando por el propio ayuntamiento y su salón de Plenos), limpiar montes y caminos, no. Pienso también en inversiones de futuro que llevan pendientes décadas, como es el acceso ferroviario a las instalaciones portuarias, recientemente licitado (queda pendiente el tren de pasajeros) o finalizar el desdoblamiento de la carretera de la IV Planta, pienso en el instituto nº 5, en el pabellón deportivo frente al cementerio, en la Gerencia, en el Museo Industrial y como no en nuestro maltrecho Pantalán. Porque cuando salgamos de la crisis quiero tener una serie de inversiones en marcha, que no sólo hayan dado trabajo durante su ejecución evitando el colapso o hundimiento económico y social, sino que mejoren nuestras comunicaciones y recuperen nuestro Patrimonio, presten un mejor servicio a la sociedad en Educación y Cultura, y dinamicen la oferta turística y de ocio, ayudando a afrontar el futuro con mejores garantías.

     Seguro que no faltan voces con mayor o menor atino que digan que este no es momento, que hay otras prioridades; pero a estas voces les contesto que sí, que sí que lo es, que esta no es sólo una crisis, si no una oportunidad.

Sergio Paz Compañ

Junta Directiva Iniciativa Porteña