Esta semana ha aparecido en los medios una noticia que me ha llamado mucho la atención. Concretamente, el lunes 17 de febrero pude leer que la primera edición del Music Port Fest, celebrada en 2018, le terminará costando al Ayuntamiento de Sagunto más de 200.000 euros. Es decir, un poco más de 3 euros por habitante. Como se puede apreciar no es una cantidad irrisoria, pero, aunque lo fuera ¿por qué el Ayuntamiento no se pronuncia?
No hace mucho tiempo, justamente en el mismo año que la primera edición del Music Port Fest, asistíamos a lo que algunos denominaron como “nueva política”. Esta política se caracterizaba por una fuerte transparencia y por una rectitud en las formas de hacer de nuestros políticos donde si te salías un poco del tiesto los otros partidos políticos, los medios de comunicación y la opinión pública ponían el foco en ti y en el cargo que ostentabas, siendo el resultado final que te tocaba dimitir.
Parecía que se empezaba a consolidar una pauta en la que los cargos públicos de las altas esferas ponían fin a sus carreras por asumir con valentía sus responsabilidades y asumir sus errores propios. Esto nos viene a decir que el nivel de exigencia moral aumentó a la vez que la ciudadanía se volvió más crítica y desconfiada porque los casos de corrupción aún sobrevolaban en la mente. Y es que a los hechos me remito, hace dos años asistimos a como dos ministros del Gobierno dimitieron por errores puntuales.
A lo que me pregunto… ¿se puede esto extrapolar al nivel municipal? Pues mi respuesta es sí. Si que se puede extrapolar porque si de algo puede presumir el poder local es de cercanía. La proximidad entre ciudadanía e instituciones políticas crea vínculos que no se pueden apreciar a niveles autonómicos o nacionales. Es por esto por lo que echo de menos que algún representante del equipo de gobierno salga a la palestra y explique por qué se han tenido que destinar más de 200.000 euros al Music Port Fest, es lo que viene a ser una rendición de cuentas. En la web del gobierno para la transparencia la definen como: “El deber que tienen los servidores públicos de informar, justificar, responsabilizarse pública y periódicamente sobre el uso dado a los fondos asignados y los resultados obtenidos siguiendo los criterios de eficiencia, eficacia, transparencia y legalidad”.
Con toda esta situación pienso en unas palabras que un día me dijo un profesor hablando precisamente de la regeneración política: “Es bueno que los políticos dimitan, pero es mejor que no tengan que hacerlo”.
Es por ello que más que dimisiones lo que hay que pedir son responsabilidades, más si cabe al nivel local. No puede ser que los ciudadanos no sepan que ha pasado con esos 200.000€, o no sepan por qué el Ayuntamiento de Sagunto ha tenido que poner de “su bolsillo” esa cantidad de dinero, que no es poca cosa. ¿Cómo se ha llegado a esa situación? De momento es una incógnita que no sé si en el futuro se resolverá.
En la época donde el político se sitúa en el ojo del huracán de la opinión pública no pueden aparecer noticias como estas y dejarlas pasar por alto. No seré yo quien pida dimisiones, pero me da la sensación que dimitir vuelve a ser un nombre ruso… O lo que es lo mismo, un fenómeno extraño.
Eduardo Márquez
Jóvenes Porteños