Tras conocerse los datos de los gastos de personal del ayuntamiento de Sagunto, en lo que hace referencia a la liquidación del año 2018, algunos se han echado las manos a la cabeza, pues hemos pasado en tan solo 4 años, desde los algo más de 21 millones que se gastaron en el 2014, hasta los más de 26 millones de euros que refleja este capítulo en el 2018.

Esta noticia fue publicada por diversos medios de comunicación locales, algo que resalté en redes sociales, puesto que me parece un auténtico despropósito, ya que supone el 40% del presupuesto municipal, algo absolutamente inasumible. Si a ello unimos el gasto corriente, que es la partida necesaria de suministros, consumos y materiales necesarios para hacer funcionar las instalaciones y el día a día del Ayuntamiento, al final lo que nos queda para partidas de inversión y extraordinarias, es muy poco.

El hecho de que tanto los medios locales como yo mismo nos hiciéramos eco de este lamentable despilfarro, ha supuesto una serie de comentarios en redes sociales, provenientes de los pocos, aunque fervientes seguidores de EU que se han dedicado a jalear a uno de sus líderes espirituales, que, aparte de pretender hacerse el gracioso, ha faltado al respeto a los casi cinco mil votantes de Iniciativa Porteña.

Lo cierto es que supongo que algunos de esos juramentados jaleadores, estará esperando a ver si hay suerte y lo enchufan en alguno de los puestos en los chiringuitos que la mal llamada izquierda tiene montados en nuestro ayuntamiento. Ahora tienen una prórroga de cuatro años para intentarlo, pero ya les advierto que vamos a ser implacables, pues estoy un poquito harto de tanta tontería.

Volviendo al tema, Sampedro de EU, que ha perdido la mitad de los votos de su partido en las elecciones locales, o el chico este que representaba a Podemos en las municipales que, por cierto, se ha quedado fuera del pleno, han querido justificar de manera lamentable el despilfarro del dinero de los contribuyentes.

No parece que hayan aprendido la lección que les han dado las urnas, se empeñan en echarle la culpa a otros, hablando de campañas de difamación, cuando aquí, los que realmente han engañado a sus votantes, han sido ellos mismos. A los hechos me remito.