Recuerdo que hace unos años, nuestro alcalde, Quico Fernández emulaba a Romeu, defendiendo la montaña que lleva su nombre, utilizando el término despectivo de “Gabachos” para referirse a los propietarios de la multinacional Lafarge. Esta es una historia, en la que el capítulo que se está desarrollando en este momento estaba escrito. Han sido cuatro años de gobierno de Compromís y otros tres partidos que han actuado al servicio de los nacionalistas. Durante este tiempo, han sido incontables las emboscadas administrativas que le han tendido a la empresa en cuestión.
La última batalla emprendida por el Cuatripartito municipal, tras fracasar en sus intentos de tirar a la cementera de la cantera donde extrae la caliza, comenzó hace ya unos cuantos meses. Ya lo advertí en aquel momento, aunque parece que mis palabras no fueron debidamente escuchadas por los interesados. Compromís, PSPV, ADN y EU, aprobaron en el pleno la delimitación de lo que ellos pretenden que sea el paraje natural protegido de Romeu. Esa aprobación plenaria ha seguido su curso y ahora le tocaba a la Generalitat Valenciana dar ese reconocimiento mediante la pertinente declaración.
El caso es que el PSP y Compromís, su socio en el Gobierno autonómico, hace una semana decidieron posponer esa aprobación, para cambiar de opinión tan solo cuatro días después. Lo que ocurrió tiene su explicación en que el adelanto de elecciones por parte de Ximo Puig no ha caído nada bien entre los nacionalistas, por lo que, en compensación, el actual President les había concedido algunas medidas entre las que se incluía esta barbaridad.
Aquí no valen las explicaciones, ni los razonamientos esgrimidos por la empresa. Aquí de nada sirve que la aprobación del paraje natural pone en la cuerda floja a quinientos trabajadores y trabajadoras que prestan sus servicios directa o indirectamente para la empresa. No, aquí solo vale el capricho de Compromís que con las concesiones de Ximo Puig calmaba su rabieta.
Los trabajadores de Lafarge han sido extremadamente pacientes esperando que las razones de peso que esgrimían fueran escuchadas. Todo parecía ir bien hace siete días, pero una decisión política a mi juicio no sopesada los puede poner de patitas en la calle. El caso es que esta mañana han vuelto a paralizar la aprobación del paraje, en lo que indudablemente ha influido el inicio de movilizaciones de los trabajadores de la cementera. Por eso, la única manera de parar este atropello pasa por demostrarle al gobierno valenciano que el colectivo Lafarge no está derrotado. Ximo Puig actúa pensando que su imagen no se verá dañada, a pesar de que la “bajada de pantalones” del president, el pasado martes fue monumental, hasta los tobillos… pero hoy milagrosamente se los ha vuelto a subir.
En medio queda la campaña de alarmismo en la que han fomentado las dudas entre la población sobre las emisiones de la empresa. Han utilizado medios públicos de manera premeditada para llegar a este momento, generando alarmismo previamente para que los vecinos del Municipio no vieran tan mal el cierre de Lafarge. Y así, dados los antecedentes de poca “beligerancia” del colectivo de trabajadores, ellos pueden llegar a pensar que su trabajo concluirá con la declaración del paraje natural.
De la determinación con la que actúen los trabajadores de Lafarge dependerá su continuidad en la empresa. No estamos ante un futuro incierto, sino ante un más que posible cierre de la planta. Aquí no caben medias tintas, o se gana esta guerra o morirá la actividad de Lafarge en nuestro Municipio. Al PSPV solo se le puede hacer cambiar de opinión, si se muestra a los ciudadanos su verdadera calaña, pues aquí el único criterio que están siguiendo, es el de satisfacer a sus socios de gobierno, sin ningún tipo de escrúpulo ante las quinientas familias que ven peligrar su futuro. Se trata de mostrar la verdadera imagen de los socialistas valencianos y especialmente de los saguntinos. Así que le deseo toda la suerte al colectivo Lafarge, pues se inicia una batalla en la que solo les vale ganar: vencer o morir…
Atentamente:
Manuel González Sánchez
Portavoz de Iniciativa Porteña