La antigua civilización romana acuñó la frase panem et circensis, es decir, «pan y juegos del circo». Hacía mención a la práctica de los políticos de la época para ganar el voto de los más pobres, regalando comida barata y entretenimiento al populacho. Era la manera romana de ganar poder político a través del populismo, algo que 2000 años después sigue plenamente vigente.
Hoy en día la frase «pan y circo» tiene un uso peyorativo para referirse a la práctica de un gobierno, que para mantener distraída a la población y ocultar su mala gestión, se dedica a realizar espectáculos de entretenimiento y repartir dádivas entre la gente a fin de mantenerlas contentas y distraídas, mientras ni resuelven, ni llegan siquiera a entrar en los problemas de bulto que afectan al bienestar de la ciudadanía.
Si analizamos la actitud y quehacer cotidiano del cuatripartito que ha gobernado este municipio durante esta legislatura, y sobretodo la gestión, una de las más inoperativa y nefasta de las últimas décadas, bien podemos aplicarles a nuestros gobernantes municipales aquello de «pan y circo».
El circo se ha montado semana si , semana también en diversos espectáculos lúdico-culturales en Sagunto, a mayor gloria de su capitalidad valenciana de la cultura y en el vano empeño de que la milenaria ciudad sea declarada Patrimonio de la Humanidad; mientras en El Puerto pasamos la mano por la pared conformándonos con las migajas que caen de una Agenda Cultural siempre desequilibrada cuantitativa y cualitativamente hacia las faldas del castillo, en donde reside una tercera parte de los ciudadanos de este municipio dual. Incluso la fiesta fin de año 2018, organizada y sufragada por la Asociación Porteña Hoguera de San Antón que se realizará en la zona del Triángulo Umbral, está contando con todas las trabas administrativas habidas y por haber desde el Ayuntamiento, mientras el fin de año que montan en la plaza Mayor de Sagunto, está íntegramente financiado desde alcaldía.
En cuanto al pan que quieren que les diga, a pesar del viento a favor de la economía, y con el impulso de proyectos que vienen de lejos y otros que han caído del cielo, con nuestro comercio local atravesando una profunda crisis, con la obstinación enfermiza en cerrar Lafarge, atacando por todos los frentes -el último yendo a la yugular de Transmorvedre, a ver si cortando o encareciendo el suministro de caliza logran su objetivo- da una pésima imagen de un ayuntamiento que dice quiere promover la inversión y el trabajo desde su administración.
Mientras tanto en nuestro Patrimonio Industrial hemos podido apreciar la nefasta gestión de este cuatripartito, con una Gerencia que se nos cae a trozos ante su absoluta inoperatividad, con un Horno Alto que cerraron meses después de entrar a gobernar y que acaban de reabrir, una Nave de Talleres inoperativa y cerrada a cal y canto, un Museo Industrial sin acabar, un Pantalán pendiente de un estudio de rehabilitación…
Mientras tanto nuestra fachada marítimo ofrece una triste panorama, con un paseo que deja mucho que desear, sin conexión digna a Canet (¿dónde está el Sendero Azul?), una plaza de la Concordia absolutamente desolada, o unos lava pies que funcionan según días.
Mientras tanto seguimos esperando el tren de Cercanías por el que tanto estamos luchando los porteños, sin que desde el poder muevan un dedo, ¿para qué? Sagunto ya tiene estación, el que quiera subirse al tren que se desplace 6 kilómetros.
Mientras tanto seguimos teniendo unas calles en un pésimo estado de asfaltado, con aceras no accesibles, donde los excrementos, orines de perros y la suciedad en general se ha convertido en su estado natural.
Mientras tanto sólo nos queda esperar que pasen estos cinco meses hasta las elecciones municipales y dar el cambio porteño que la ciudadanía se merece.
Sergio Paz Compañ
Concejal en el Ayuntamiento de Sagunto por imperativo legal