TRAS CORNUDO, APALEADO – Manuel González (Portavoz de IP)

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  Tengo un buen amigo llamado Lorenzo, jubilado él, con algún que otro pequeño problema de salud. El hombre, que vive solo, intenta entretenerse con aquello que le ofrece el día a día, a lo que añade algunas aficiones, en algún caso de obligado cumplimiento para mantenerse en forma. En la sede de Iniciativa Porteña, suelen pasar a charlar algunos de nuestros simpatizantes, entre los que se encuentra este señor, que casi siempre se ofrece para ayudar en todas aquellas tareas que suelen surgir en la casa de los de IP.

  Una de las cosas que más le gusta hacer por las mañanas, es caminar por El Puerto, o en ocasiones por Valencia, pues vivió en el Cap y Casal, que conoce de cabo a rabo. Pues bien, el pasado viernes, día de lluvia intensa, Lorenzo se resistía a quedarse en casa, por lo que lejos de amilanarse ante la fuerza de la naturaleza, tomó la decisión de desplazarse a Valencia, así que, de buena mañana, se dirigió a la parada de autobús. El paraguas no le sirvió de mucho, ni siquiera en la espera del transporte público, pues la parada estaba sorprendentemente llena de gente y el paraguas estaba a merced del viento.

  Para mayor sorpresa, cuando llegó el vehículo, tuvo dificultades para poder “acomodarse” de pie en el pasillo existente entre las filas de asientos que se encontraban ocupados. Llegaron a la siguiente parada en la que también aguardaban con ansiedad varios ciudadanos que a duras penas se pudieron meter en el autobús. Andaba Lorenzo un tanto mosqueado con la situación, pues el ambiente era irrespirable.

  Este señor no tiene demasiado pelo, es más, se enfada un poco cuando te metes con la falta de cabello en su coronilla. Pues más se enfadó cuando al encarar el vehículo la carretera de la cuarta planta, en medio de una gran tormenta, comenzó a notar una cascada de agua helada sobre su ya desprotegida cabeza. Me dice Lorenzo que la situación lejos de ser cómica, era trágica. No se podía mover, se estaba chopando, mientras los otros pasajeros le miraban con una mezcla de indignación y lástima.

  Hizo ademán de abrir el paraguas, pero claro, eso hubiera trasladado el problema a otros compañeros de viaje. Así que adoptó una posición en la que evitaba el ángulo perpendicular a la gotera, con lo que el agua iba a parar directa a sus pantalones, hasta el punto de que al principio parecía que se había orinado encima. Allí de pie, apretujado, y a remojo, como los garbanzos… tras cornudo, apaleado, me decía el pobre Lorenzo, que, a falta de soluciones desde el Ayuntamiento, aún se tenía que leer las justificaciones de la concejal de accesibilidad.

  Evidentemente esta situación tragicómica, es comparable a la gestión municipal del transporte público, llena de excusas y falta de soluciones. Iniciativa Porteña sigue exigiendo un servicio con una calidad acorde a una población de la entidad de El Puerto, situada en un Ayuntamiento en el que se presume de un presupuesto de 80 millones de euros. Grandes recursos para tan pobre servicio, mal mensaje para los ciudadanos…

 

Manuel González Sánchez

                                                           Portavoz de Iniciativa Porteña

 

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