CUANDO SE ACABA EL VERANO – Cosme Herranz (Vicepresidente de Iniciativa Porteña)

 

   ___
___

 El verano ya comienza a dar sus últimos coletazos. Atrás quedan los días de risas, de playas, de amigos, de familia, de dormir las horas adecuadas y de desconectar de las jornadas interminables de duro trabajo y de preocupaciones que nos ocupan la mayoría de nuestro tiempo. En verano todo es diferente porque el verano es diferente. Y se pasa rápido porque el verano siempre pasa rápido.

  El paseo de El Puerto que estaba pletórico de personas paseando y tomándose un refresco y que apenas dejaba paso a los que nos gusta correr y disfrutar del paisaje de nuestro entorno se va quedando poco a poco vacío. Donde había niños, muchos niños correteando y dando sus primeros pasos con sus padres bien atentos para que no les pasara nada, ahora solo queda el vacío y algún que otro paseante con su perro a lo lejos, muy a lo lejos.

  Las personas vuelven a su rutina diaria. Los/as niños/as ya se preparan para volver al colegio y poder ver a sus amigos/as y a sus profesores/as que ya tendrán todo organizado para recibirlos con los brazos abiertos. Porque los docentes siempre acabamos echando de menos a nuestros/as chavales/as, simplemente porque desde hace muchos años ya son parte de nuestra vida, alguien más de la familia.

  Cuando se acaba el verano El Puerto se queda triste, o eso me parece a mí. Aunque los/as porteños/as nos caracterizamos por salir mucho a la calle a pasear, a tomarnos algo y a disfrutar de nuestra ciudad, parece que siempre falta algo. Los días se van acortando, la noche llega antes y las tardes ya no son tardes. La gente pasa deprisa, pensativa y en sus cosas; los coches con las luces encendidas cada vez antes también pasan pensativos. Todo es distinto y más triste.

  Dentro de poco vendrán las lluvias y el viento y algún que otro temporal. El paseo porteño se quedará solitario, otra vez. Sin niños, sin parejas, sin familias, sin nadie. Solo algún lejano corredor pensativo en su día a día, en sus clases, en la organización y gestión del colegio, en el funcionamiento del comedor, en el Festival de Navidad, en que parte del temario debería ampliar, en acordarse de decirles a la secretaria y a la jefa de estudios cientos y cientos de asuntos, en como reforzar a este y aquel alumno/a, en citar ya a algún padre/madre por la marcha de su hijo/a, en las becas, en el proceso de escolarización, en mandar la documentación que te piden desde la administración y siempre de forma urgente y tantas y tantas cosas, para acabar desconectando por un momento y disfrutar del paisaje de El Puerto y de Canet, de su brisa, del final de la tarde, ya casi de noche y para saludar a lo lejos a otro corredor que pasa también pensativo, también en sus cosas y en ocasiones también disfrutando del paisaje.
Cuando se acaba el verano El Puerto se queda triste, o eso me parece a mí.

Cosme Herranz Sánchez

Vicepresidente de Iniciativa Porteña

Facebook
Twitter
LinkedIn

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *