El pasado martes, durante el Pleno Ordinario del Ayuntamiento que se celebró en el Centro Cívico, viví uno de los capítulos más indignantes en mi etapa como Concejal de Segregación Porteña. Se trataba un punto presentado por varios grupos de la denominada “izquierda”, en el que se pedía el apoyo a la huelga.

SP tiene como norma la abstención en todos aquellos temas considerados meramente políticos. En nuestro grupo hay votantes que cuando ejercen su derecho al voto ante instituciones Autonómicas o nacionales, lo hacen a partidos de todos los colores. Por ello, bajo el paraguas de SP, se aglutinan personas que tienen posiciones muy diversas ante temas como el que se trataba el pasado martes, pero a los que nos une un objetivo común, que no es otro que la segregación de El Puerto. Por ello, nuestra posición no era ninguna sorpresa para nadie.

Sin embargo, cuando intenté explicar la posición de Segregación Porteña, recibí desde el público, por parte de los simpatizantes de aquellos partidos que dicen defender la democracia y la pluralidad, todo tipo de improperios. Que vergüenza. Apenas eran una veintena, pero al parecer se erigieron como los representantes de toda la sociedad. Lo mismo puedo decir de algunos “compañeros” de CCOO, que no aceptaban, que desde SP decidiéramos libremente y sin coacciones, la posición de nuestro partido. Esto es de locos, el partido contra el que iba dirigidala Huelga, el PP, se fue de rositas, pues todo esos “demócratas” parecían entender la posición de aquellos que han aprobado el decreto contra el que va dirigida la huelga. Sin embargo, no dejaron de increparnos e incluso un conocido representante de CCOO se dirigió a mi grupo en tono amenazante gritando: ¡estáis acabados! Cuanta indecencia para quienes se autodenominan representantes de la clase trabajadora.

Pero si alguna persona me llamó la atención, fue sin ninguna duda la redactora de este medio, la señora Ana Mellado. Cuando afirmé que en SP el que quisiera apoyaría la huelga y el que no lo quisiera hacer no lo haría,  la “periodista” exclamó: ¡eres un cacique! Esa opinión, en la que sale a relucir la poca objetividad con la que en ocasiones me trata este medio, realmente me resulto indignante porque esa señora habla desde el más absoluto desconocimiento de quien es Manuel González. Me da la sensación de que intentan fabricar una imagen de mi persona, muy distante de la realidad,  con el objeto de hacer el máximo daño posible. Pero precisamente por desconocer la determinación con la que suelo defender mis ideas, no se dan cuenta de que jamás me voy a rendir ante los necios.

El que Mellado llama “Cacique”, algún día, como no puede ser de otra forma, abandonará la primera línea de la política, pero no será porque ustedes quieran, será porque se cansará o porque no pueda por razones personales, o porque los afiliados de su partido decidirán cambiarlo. Pero tengan ustedes presente una cosa, ni uno, ni mil insultos, ni las amenazas, ni los intentos de agresión, me harán retroceder ni un milímetro en mis convicciones o en mi manera de hacer las cosas.

No tengo nada que temer, porque no tengo nada que esconder.

Manuel González Sánchez

                                                                                              Portavoz de SP