Desde hace demasiados años he tenido que salir en la prensa cada verano con mis artículos de opinión defendiendo nuestras tradicionales cucañas y consiguiente suelta de patos. Los ataques que los porteños hemos sufrido, año tras año, de los que siempre he denominado “pateros” han sido constantes, llenos de mentiras, infundios y tergiversaciones de la realidad. Esos pateros se han venido aprovechando de lo que en los medios de comunicación se denomina la “sequía informativa”, esto es, la veraniega falta de noticias, para atacar nuestras tradiciones, acusándonos impunemente de todo cuanto se les ocurría. Aún tengo guardados recortes de prensa y páginas de internet en las que describían la fiesta como “colgar un pato vivo de un palo engrasado y tratar de arrancarle la cabeza” Enterados que estaban los chicos estos de la protección patuna.

Siempre he defendido que con la anterior ley de espectáculos dela Comunidad Valencianase podían celebrar las cucañas tal y como estaban concebidas. Es más, esa misma e idéntica ley no suponía ningún obstáculo para la suelta de patos en Castellón, en la ciudad gobernada por Fabra, el sustituto de Camps.  Ciudad en la que, incomprensiblemente, este año, ya con la nueva norma legal, no se han soltado. Pero bueno, lo que decía, hasta ahora parece que todo valía si con ello, de paso, se borraba un poco de nuestra idiosincrasia destruyendo las tradiciones porteñas. Lo que no podían esperar los pateros y los politiquillos aprovechados es que el pueblo no acatase su intento de destrucción cultural y todos los años, hasta los de la más feroz prohibición y presencia desorbitada de fuerzas policiales, hubiese patos en el agua. Más o menos patos, pero la tradición no se ha roto.

Como decía, aunque la Ley lo permitía, para darle mayor seriedad a la cosa, la Generalitat ha cambiado eliminando la famosa frasecita del “tratamiento antinatural” que tanto gustaba y en que tanto se sustentaban los pateros. ¡Sí señores! La ley ha cambiado…. O sea, la ley, cualquier ley, puede cambiar. Todo depende de la voluntad de los políticos de turno ¿Les suena de algo?

Pero volvamos a los patos. Resulta ser que Castelló (el alcalde del municipio y auto-reconocido fustigador de porteños)    impone un curso de coger patos que permitirá poder atraparlos en las cucañas. He revisado las últimas novedades educativas y, ¡oiga! de verdad que no he encontrado el centro de formación, homologado por supuesto, que te conceda el carnet de atrapador de patos. Tras llamar a la Consellería de Medio Ambiente, me han dicho que el de cazador no es necesario  y que el otro no saben dónde lo dan… Es más, al final y ante mi insistencia ya me preguntaban si no era una broma de algún programa   de  radio. Entonces, si no hay estudios oficiales, ¿cómo se atreve el alcalde del pueblo vecino a amenazar con multarme si cojo un pato sin hacer un curso?. Curso que, según dicen, organizarán las peñas. Lo que no he podido averiguar por ahora es dónde hay que apuntarse, si en la plaza de toros o en la barra de algún bar, pero prometo enterarme e ir a hacerlo. Claro lo que pediré será el título y el carnet para que me sirva en lo sucesivo, no vaya a ser que por primera vez en mi vida pille pato y tenga que perder el tiempo con más multas de Castelló.

Eduardo Alberola Royuela