El pasado 11 de Junio, se constituyó el Ayuntamiento. Los concejales prometimos o juramos nuestro cargo. Alcanzamos un compromiso de respeto ante la Constitución Española y las Instituciones, pero con este escrito, quiero incrementar el condicionado de ese compromiso ante quienes han decidido con sus votos, que Manuel González les represente en el órgano político que rige este municipio.

Hace cuatro años, inicié una nueva etapa en mi vida con la incorporación al Ayuntamiento como Concejal por SP. Ciertamente, en este Municipio con dos pueblos, es muy complicado tomar decisiones en el Pleno de la Corporación. Cualquier asunto, por pequeño que sea, se convierte en un arma arrojadiza entre las distintas fuerzas políticas, por lo que resulta casi imposible la unanimidad para aprobar diferentes cuestiones, por baladíes que resulten.

Y no digamos cuando se trata de aprobar las cuestiones realmente de peso, a la hora de mejorar y hacer avanzar el día a día de nuestros ciudadanos. El debate, se convierte en una batalla dialéctica en la que no faltan las salidas de tono.

He sido partícipe de algún que otro encuentro de este tipo, y francamente no me siento orgulloso de ello. Con la no resolución de la segregación, en este Municipio el conformar una  mayoría en el Pleno es utópico, y ante la falta de control, la tensión casi siempre está a flor de piel. Las diferentes siglas políticas, priman por encima de la conveniencia o no, a la hora de aprobar o rechazar los diferentes puntos del Pleno.

Mi primer compromiso, es  no entrar al trapo ante la provocación y el insulto. Y mucho ojo, porque hasta ahora me ha resultado muy difícil contenerme, pero al final uno se da cuenta de que estás salidas de tono, solo perjudican a la imagen que tienen los ciudadanos de los políticos en general. Los que me conocen, saben bien que soy un hombre al que le gusta dialogar, siempre desde el máximo respeto a los demás y a sus ideas. Por eso, a partir de ahora, quiero ser yo mismo sea cual sea el ámbito en el que me encuentre.

La demagogia se ha convertido en la bandera de algún que otro partido político. En un momento económico tan duro como el actual, es fácil hacer uso de la política para manipular y utilizar a esos miles de ciudadanos que se encuentran en medio de problemas gravísimos de trabajo, de vivienda, de escolarización, etc.

El segundo compromiso, es facilitar al máximo y apoyar desde el ámbito del Ayuntamiento a todo aquel que sufra problemas de este tipo. Pero eso sí, con alternativas reales, no con la demagogia que sobre estos asuntos están ejerciendo de forma lastimosa determinadas fuerzas políticas. Ese uso que están haciendo de los problemas de los ciudadanos, acabará volviéndose contra ellos.

Segregación Porteña, es una fuerza que ha recibido el apoyo del 24% de los porteños. Apenas 25 habitantes del núcleo de Sagunto y 35 de Almardá han votado a nuestra formación, frente a los 4700 de El Puerto. Tengo el convencimiento de que nuestro pueblo merece un Ayuntamiento propio. Creo en nuestra causa y ni la Administración, ni los tribunales, podrán con mis ideas.

El tercer compromiso es continuar luchando en todos los ámbitos por nuestro mayor objetivo, y no bajar la cabeza ante las adversidades que han sido y serán muchas. Nuestra convicción y decisión a la hora de afrontar los próximos capítulos sobre la segregación, marcarán la cercanía a la que se encuentra nuestro deseado ayuntamiento porteño. Tengo la certeza de que queremos, y si queremos, podemos.

Quedan por resolver numerosos problemas en El Puerto. Por ello, seguiré apostando por el apoyo de SP a la resolución de los problemas en nuestro pueblo. Junto a la segregación, nuestro objetivo es conseguir que El Puerto mejore, y con ello, el bienestar y la calidad de vida de nuestros vecinos.

Seguiremos velando por el reparto proporcional de los ingresos municipales de acuerdo al número de habitantes y desde luego, unido a ello, irán todas las mejoras que podamos conseguir para nuestro pueblo. Este es mi cuarto compromiso.