El pasado 3 de noviembre, y casi con un año de retraso, se dio apertura en la Mesa de Contratación a los sobres de las 27 empresas que optan a ser las adjudicarías del contrato de rehabilitación y acondicionamiento de la antigua nave de efectos y repuestos de Altos Hornos, para convertirla en museo industrial de la minero-siderúrgica porteña. Este proyecto fue impulsado desde SP en su acción de gobierno e incluido in extremis dentro del Plan Confianza de apoyo a la inversión productiva en municipios de la Comunidad Valenciana, con una partida presupuestaria de 1.700.000 euros. La inversión formaba parte del reparto equitativo (60% – 40%) del pacto de gobierno PP-SP, pero por poco se queda fuera. SP tuvo que presionar duramente a Castelló para que el proyecto fuera admitido en el Plan Confianza, en una apuesta clara por nuestro Patrimonio Industrial.
Debido a lo ajustado del presupuesto (del que hay que descontar proyectos y honorarios), las obras podrán acometer solamente dos objetivos: 1) el acondicionado de la nave, que pretende hacerla más atractiva y funcional, y 2) la construcción de una torre, exterior y anexa en la parte que mira a la iglesia de Begoña, que servirá como vestíbulo y ubicación de los sistemas de ascensores y acondicionado climático del edificio.
El recorrido museológico a través de 3.660 metros cuadrados —distribuidos en planta baja y otras tres plantas interiores— se iniciará en la última planta y será descendente, mostrando primero la historia de El Puerto desde su creación y, en los pisos inferiores, los procesos minero-siderúrgicos que permitieron obtener el mejor acero del mundo, además de albergar importantes piezas de arqueología industrial de indudable valor. También está previsto destinar parte de la nave a administración, biblioteca, sala de estudio, zona de restauración, sala de conferencias y cafetería.
Es decir, este proyecto es una primera fase: el acondicionado del edificio. La parte museística propiamente dicha se deberá acometer posteriormente y tendrá que contar con una dotación presupuestaria mayor que la actual.
Cabe recordar que esta nave, al igual que el Horno Alto, son propiedad de la Fundación del Patrimonio Industrial, nacida expresamente para fomentar la protección, conservación y proyección social de las actividades de origen minero-siderúrgico que han tenido lugar aquí desde comienzos del siglo XX. También es objeto de la Fundación la creación de un museo y su archivo en torno al Horno Alto n.º 2 y el almacén de efectos y repuestos para exhibir las piezas que sirvan, además de conservar y transmitir una cultura en torno al mineral de hierro, el carbón y el acero, como homenaje y testimonio constante a aquellos miles de trabajadores, administrativos, técnicos y directivos que desde sus áreas específicas contribuyeron al funcionamiento de una gran instalación industrial que determinaba los ritmos vitales y la existencia misma del núcleo de El Puerto.
Durante este último año en el que SP no ha estado en el equipo de gobierno, las inversiones en El Puerto se han ralentizado de manera notoria, muy especialmente en Patrimonio Industrial. Castelló sabía lo que se hacía al colocar al frente de esta concejalía (surgida del pacto de gobierno) a Vicente Vayá, hombre de la cultura saguntina, pero al que falta «sensibilidad industrial» y ganas de llevar las riendas de algo tan porteño como es el Patrimonio Industrial. También sabía lo que hacía al colocar al frente de Patrimonio y Contratación a Juan Serrano, otro saguntino que desprecia cualquier manifestación que venga desde El Puerto y que ha sido el mejor garante de la escandalosa ralentización que ha sufrido este proyecto, al igual que otros como la Casa-Museo Obrera o el Horno Alto, de los que hablaremos en otra ocasión.