El pasado jueves, 10 de junio, fue presentado en el Casino-Gerencia el libro «El puerto del acero» [sic], sobre la siderúrgica porteña, escrito por los doctores D. Pablo Díaz Morlán, de Bilbao, y D. Miguel Ángel Sáez García, de Vitoria, en la actualidad profesores ambos de la Universidad de Alicante. Nuestros compañeros Sergio Paz y Juan Gómez estuvieron en el acto, y éstas son sus impresiones:
Libro muy interesante, con multitud de datos y aportaciones de primera mano, que permite a unos estudiosos doctores en Historia y Ciencias Económicas demostrar, quizás por primera vez, cuestiones referidas a nuestra siderúrgica, algunas de las cuales sí eran de dominio público entre los trabajadores de nuestra querida Fábrica, aunque habían sido olvidadas y cuestionadas políticamente.
Un primer asunto que queda aclarado convenientemente es cómo, tras la finalización de la Guerra Civil, la siderúrgica vasca AHV compra a su competidora, la Compañía Siderúrgica del Mediterráneo, y la convierte, durante más de treinta años, en una fábrica más del grupo AHV. Y queda también claro cómo la empresa vasca, en esa treintena que tuvo bajo su control nuestra fábrica, paso de ser la siderúrgica más moderna de España y la segunda en capacidad productiva, a convertirse, en los años setenta, cuando nos deja, en una planta obsoleta en comparación con el resto de plantas integrales españolas de la época. Todo ello debido que realmente en ese periodo de hegemonía vasca las inversiones brillaron por su ausencia y tan solo se dedicaron a mantener con lo justo la siderúrgica porteña y controlar la competencia que esta planta por libre podría haberles realizado.
Otro punto que desarrollan y confirman este par de estudiosos profesores es cómo nos fue hurtada la posibilidad de instalar en El Puerto una modernísima siderúrgica integral (IV PSI) similar, en sus características y dimensiones, a las que se estaban construyendo por las mismas fechas en Europa Occidental y Japón.
De cara a la entrada de España en la Comunidad Económica Europea, se plantean nuevas inversiones para mejorar la competitividad de la siderúrgica española. Estas propuestas incluyen la continuación de las inversiones correspondientes de la IV Planta Siderúrgica Integral en El Puerto, que habían sido paralizadas por la crisis económica del final de los años 70, y de las que tan solo se había llevado a efecto la primera fase: el Tren de Laminación en Frío. Pero esta propuesta cuenta con la fortísima oposición de los sindicatos, firmemente asentados en Asturias y en el País Vasco.
Como refieren los autores del libro, en 1981 el gobierno, entonces de la UCD, encarga un informe técnico sobre el tema a la Kawasaki Steel Corporation para tratar de vencer la resistencia de Asturias y Vizcaya. Esta competentísima y muy seria empresa, tercera siderúrgica japonesa, concluye que, sin lugar a dudas, para poder contar con una siderúrgica a nivel internacional España debería apostar por continuar con las inversiones de la IV PSI y, por el contrario, AHV y Ensidesa deberían asumir una posición subordinada a ésta.
Tras más de veinticinco años de silencios cómplices y desvíos de la realidad, este libro nos aclara cómo políticamente, en el año 1983, el gobierno socialista presidido por Felipe González, y por boca de su ministro de Industria, Carlos Solchaga, toma la decisión técnicamente incorrecta de renunciar a contar con una siderúrgica integral moderna y competitiva en El Puerto. Todo ello para obtener una victoria a corto plazo y conseguir la paz social con los sindicatos del Norte, cediendo igualmente ante los franceses, los cuales presionan por la competencia que se les puede ofrecer a la planta de características similares que están construyendo en Marsella.
Por lo tanto, queda meridanamente claro cómo el ejecutivo de Felipe González cedió a las presiones externas y a la presión sindical. Rechazó el muy fundado informe Kawasaki y decidió apostar por las tradicionales siderúrgicas vasca y asturiana, abandonando por tanto el proyecto de la IV PSI y condenando al cierre a la Fábrica porteña.
La apuesta fue tan mala que sólo sirvió para posponer una década el cierre total y parcial de las siderúrgicas de Vizcaya y Asturias, dejando a España sin una gran empresa necesaria y que a medio plazo ha llevado al país a un déficit permanente de productos siderúrgicos y a una dependencia del exterior.
A destacar la ayuda prestada por la Fundación para el Patrimonio Industrial, valedora del archivo minero-siderúrgico, fuente fundamental para cualquier trabajo de investigación como el presentado. Los autores así lo hicieron saber, agradeciendo su colaboración y haciendo un especial hincapié en la necesidad de su imprescindible preservación y conservación, en vista de las deplorables condiciones en que hoy se encuentra.
Es por tanto necesario salvar urgentemente de las garras de la desidia y de los enemigos de la joven historia porteña todo el patrimonio documental que existe y que se está deteriorando en los sótanos de las Oficinas Generales de AHM.
En definitiva, un libro muy recomendado para aquellos que quieran conocer un poco más la historia de la siderúrgica porteña, punto neurálgico de la historia de la moderna ciudad de El Puerto.
Un comentario
Os recomiendo que leáis este libro, merece la pena. Con su análisis directo saca a la luz nuestra historia más reciente y también la más lejana en el tiempo. Pero sobre todo pone blanco sobre negro la verdadera razón por la cual se cerró y desmanteló Altos Hornos, un hecho histórico, lamentable e injustificable que el tiempo poco a poco, va poniendo en su sitio.