El PP se ha olvidado del valioso archivo que se oculta en el semisótano de la Gerencia (por Sergio Paz)

Los semisótanos de las antiguas oficinas de Altos Hornos esconden algo más que aire. Por allí pasaron la Compañía Siderúrgica del Mediterráneo, primero,  luego Altos Hornos de Vizcaya y, por último, Altos Hornos del Mediterráneo, hasta la desaparición por cierre y desmantelamiento de esta empresa en 1985. En ellos se fueron almacenando durante casi un siglo fichas personales, contables, facturas, encargos, compras, contratos, nóminas, planos diversos  y un largo etcétera de documentos que recogen la historia de las diversas empresas que a lo largo y ancho del siglo XX utilizaron estas nobles dependencias como archivo documental.  Los documentos de los últimos años, en que la empresa fue denominada Siderúrgica del Mediterráneo, se encuentran bajo custodia en dependencias de Arcelor-Mittal, y esperamos que, una vez recuperados del abandono que hoy sufren los más antiguos, la empresa los reincorpore el resto del archivo histórico.

Importante documentación está amontonada sin orden ni concierto

Constituyen  la esencia misma de nuestro pueblo, contienen las raíces y el  devenir histórico de El Puerto desde sus orígenes hasta el final del siglo. Y este archivo minero-siderúrgico,  auténtico tesoro y memoria gráfica de El Puerto se encuentra en un estado de conservación crítico, acelerado en las últimas décadas por el semiabandono del edificio.

Los sótanos en general han sido empleados tradicionalmente como «almacén de archivos», a pesar de que en la mayoría de los casos no reúnen las condiciones más adecuadas, principalmente por falta de ventilación y exceso de humedad, que facilitan la proliferación de los hongos y el deterioro de los documentos. Y estas oficinas no han sido una excepción: los años y las malas  condiciones de conservación han hecho mella, y mucho nos tememos que para algunos documentos sea ya demasiado tarde.

La humedad está haciendo mella en el estado de conservación de planos y documentos

La recuperación de la Gerencia como espacio público de propiedad municipal y la rehabilitación del edificio de las antiguas oficinas para albergar dependencias municipales en donde trasladar servicios a El Puerto —que está prevista y proyectada con fondos procedentes del patrimonio municipal del suelo (PMS)— abría una puerta a la esperanza para el archivo porteño. Pero al prescindir el alcalde, Alfredo Castelló, de nuestros servicios como concejales delegados,  parece haber parado, y de qué manera, los proyectos e iniciativas que gestionábamos los concejales de Segregación Porteña. Una de estas iniciativas —antes del inicio de estas obras de rehabilitación y con el objetivo de este archivo no supusiera una excusa— era el rescate, traslado y catalogación del archivo histórico a un lugar más apropiado dentro del mismo edificio, hasta su ubicación definitiva en el futuro Museo Industrial, en la Nave de Efectos y Repuestos.

La intervención es urgente

Sin embargo, estas obras sufren un retraso inexplicable, a pesar de contar con una partida presupuestaria. Y ahora el gobierno municipal se desayuna supeditando el rescate, traslado y catalogación del archivo como una mejora del contratista en la licitación de  la obra, algo bastante extraño para este tipo de contratos de obra. La idea de SP era otra bien distinta: comenzar este trabajo previo y necesario a las obras con varios meses de antelación, y así conseguir que al inicio de las mismas la parte nueva de las antiguas oficinas (que es donde mayor va a ser la intervención en esta fase) esté vacía. Este trabajo de archivo es lento y minucioso, no pudiéndose concretar plazos hasta el inicio del mismo, por lo que podría prolongarse fácilmente varios meses. Recordemos que las obras a acometer son el cambio de cubiertas en la parte vieja y la adecuación de la parte más nueva para albergar dependencias municipales, cambio de cerramientos, además del equipamiento con un ascensor y la apertura de una nueva escalera que comunique las tres alturas, sótano incluido, con la apertura de las ventanas tapadas del mismo, por lo cual es imprescindible su desalojo.

Mucho nos tememos que, de querer simultanear las obras y la catalogación, acabe abandonándose ésta o, peor aún, deteriorándose  de forma irreversible los documentos, perdiéndose para siempre una parte muy importante de nuestra historia. ¿Será porque es la historia de El Puerto y sólo le interesa a los porteños?

Sergio Paz Compañ
Concejal de Segregación Porteña

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